CONSTITUCIONES…POR EDUARDO GALEANO

La  principal  avenida  de  Montevideo  se  llama  18  de  Julio,  en  homenaje  al nacimiento  de  la  Constitución  del  Uruguay,  y  el  estadio  donde  se  jugó  el  primer campeonato  mundial  de  fútbol  fue  construido  para  celebrar  el  primer  siglo  de vida  de  esa  ley  fundacional.

El  magno  texto  de  1830,  calcado  del  proyecto  de  la  Constitución  argentina, negaba  la  ciudadanía  a  las  mujeres,  a  los  analfabetos,  a  los  esclavos  y  a  quien fuera  sirviente  a  sueldo,  peón  jornalero  o  simple  soldado  de  línea

Sólo  uno  de  cada diez  uruguayos  tuvo  el  derecho  de  ser  ciudadano  del  nuevo  país,  y  el  noventa  y cinco  por  ciento  no  votó  en  las  primeras  elecciones. Y  así  fue  en  toda  América,  de  norte  a  sur.  Todas  estas  naciones  nacieron mentidas. 

La  independencia  renegó  de  quienes,  peleando  por  ella,  se  habían jugado  la  vida;  y  las  mujeres,  los  pobres,  los  indios  y  los  negros  no  fueron invitados  a  la  fiesta.  Las  Constituciones  dieron  prestigio  legal  a  esa  mutilación.

Bolivia  demoró  ciento  ochenta  y  un  años  en  enterarse  de  que  era  un  país  de amplia  mayoría  indígena.  La  revelación  ocurrió  en  el  año  2006,  cuando  Evo Morales,  indio  aymara,  pudo  consagrarse  presidente  por  una  avalancha  de votos. Ese  mismo  año,  Chile  se  enteró  de  que  la  mitad  de  los  chilenos  eran chilenas,  y  Michelle  Bachelet  fue  presidenta.

OLYMPIA DE GOUGES, MUERTA EN LA GUILLOTINA POR LUCHAR POR LOS DERECHOS DE LA MUJER

La  revolución  francesa proclamó  la  Declaración  de  los  Derechos  del  Hombre  y del  Ciudadano,  pero  cuando  la  militante  revolucionaria  Olympia  de  Gouges propuso  la  Declaración  de  los  Derechos  de  la  Mujer  y  de  la  Ciudadana,  marchó presa,  y el  Tribunal  Revolucionario  la  sentenció  y  la  guillotina  le  cortó  la  cabeza.

Al  pie  del  cadalso,  Olympia  preguntó. —Si  las  mujeres  estamos  capacitadas  para  subir  a  la  guillotina,  ¿porqué  no podemos  subir  a  las  tribunas  públicas?

No  podían.  No  podían  hablar,  no  podían  votar.  La  Convención,  el Parlamento  revolucionario,  había  clausurado  todas  las  asociaciones  políticas femeninas  y  había  prohibido  que  las  mujeres  discutieran  con  los  hombres  en  pie de  igualdad. Las  compañeras  de  lucha  de  Olympia  de  Gouges  fueron  encerradas  en  el manicomio.  Y  poco  después  de  su  ejecución,  fue  el  turno  de  Manon  Roland.

Manon  era  la  esposa  del  ministro  del  Interior,  pero  ni  eso  la  salvó.  La condenaron  por  su  antinatural  tendencia  a  la  actividad  política.  Ella  había traicionado  su  naturaleza  femenina,  hecha  para  cuidar  el  hogar  y  parir  hijos valientes,  y  había  cometido  la  mortal  insolencia  de  meter  la  nariz  en  los masculinos  asuntos  de  estado. Y la  guillotina  volvió  a  caer.

La historia de la cerveza: una bebida creada por mujeres

La cerveza es la tercera bebida más consumida del mundo, y su historia se remonta a más de 4,000 años atrás. Y en estos milenios la cerveza ha estado siempre estrechamente ligada a las mujeres, consumidoras pero sobre todo productoras durante al menos 3,500 de esos años. 

Las mujeres fueron las primeras en hacer cerveza, ya que al ser algo de cocina se consideraba ideal para el rol doméstico de la mujer. Las recetas se pasaban de madres a hijas por generaciones y las mujeres tenían el control absoluto de la producción, que era consumida por toda la población.

Ya hay registros de cerveza en el 2000 a.C., en los territorios de Sumeria, hoy Irán. Las mujeres eran responsables de preparar esta bebida que daba ánimos a los constructores de la civilización y era un eje social. En Egipto la bebían desde el esclavo hasta el Faraón, y era preparada por las mujeres en un área especial bajo la supervisión de la señora de la casa. En la sociedad vikinga las mujeres también producían cerveza.

En el siglo XI, la monja Benedictina Hildegard von Bingen, mística y herbalista, introdujo el uso de lúpulo para preservar el líquido y dar amargor, y transformó la elaboración de la bebida. Al día de hoy von Bingen es considerada una santa patrona de la cerveza.

La historia de la cerveza: una bebida creada por mujeres

La producción de cerveza se extendió por toda Europa y el Nuevo Mundo, siempre controlada por mujeres.

La asociación entre mujer y cerveza terminó con la Iglesia católica, y los esfuerzos para separar mujeres y cerveza tenían como intención evitar que se “distrajeran” de su “propósito principal”: la maternidad.

Un estudio publicado en 2014 indica que sólo 4% de los maestros cerveceros son mujeres y por todos lados es fácil encontrar tanto a quienes dicen que una mujer bebiendo cerveza es vulgar e inapropiado, como a quienes afirman que las mujeres “también” pueden hacer o beber cerveza, ambos lados ignorantes de que la cerveza comenzó con las mujeres.

Las asociaciones y cervecerías enfocadas a impulsar a mujeres en la industria deberían de reclamar su lugar como creadoras.

historia-de-la-cerveza-cerveceras-modernas

HOY CUMPLE 87 AÑOS EL DERECHO AL VOTO FEMENINO EN ESPAÑA

Hoy, primero de octubre de 2018, estamos de celebración. Casi 90 años hace desde que las mujeres, gracias a la lucha de la diputada Clara Campoamor, obtuvimos el derecho a voto. Una fecha señalada, y mucho camino aún por recorrer.

Clara Campoamor1

Corría el año 1931 y, por ridículo que parezca, Campoamor había sido elegida parte del Congreso de los Diputados y, sin embargo, no podía votar. Tres eran las diputadas que formaban parte de este organismo, pero ella fue la única que luchó valientemente por los derechos de todas.

Clara Campoamor culturainquieta

«Yo, señores diputados, me siento ciudadano antes que mujer, y considero que sería un profundo error político dejar a la mujer al margen de ese derecho, a la mujer que espera y confía en vosotros; a la mujer que, como ocurrió con otras fuerzas nuevas en la revolución francesa, será indiscutiblemente una nueva fuerza que se incorpora al derecho y no hay sino que empujarla a que siga su camino», defendía Campoamor ante sus compañeros.

Después de sus palabras, Clara Campoamor recibió una gran ovación por parte de sus colegas, aunque no de todos. El sufragio femenino se consiguió por tan solo una ventaja de 30 votos a favor (161 votos a favor y 121 en contra.

SUKAINA

En  algunas  naciones  musulmanas,  el  velo  es  una  cárcel  de  mujeres:  una cárcel  ambulante,  que  en  ellas  anda. Pero  las  mujeres  de  Mahoma  no  llevaban  la  cara  cubierta,  y  el  Corán  no menciona  la  palabra  velo,  aunque  sí  aconseja  que,  fuera  de  casa,  las  mujeres  se cubran  el  cabello  con  un  manto.  Las  monjas  católicas,  que  no  obedecen  al Corán,  se  cubren  el  cabello,  y  muchas  mujeres  que  no  son  musulmanas  usan manto,  mantilla  o  pañuelo  en  la  cabeza,  en  muchos  lugares  del  mundo. Pero  una  cosa  es  el  manto,  prenda  de  libre  elección,  y  otra  el  velo  que,  por mandato  masculino,  obliga  a  esconder  la  cara  de  la  mujer.

Una  de  las  más  encarnizadas  enemigas  del  tapa caras  fue  Sukaina,  bisnieta de  Mahoma,  que  no  sólo  se  negó  a  usarlo,  sino  que  lo  denunció  a  gritos. Sukaina  se  casó  cinco  veces,  y  en  sus  cinco  contratos  de  matrimonio  se  negó a  aceptar  la  obediencia  al  marido.

PROHIBIDO CANTAR!!!!

Desde  el  año  1234,  la  religión  católica  prohibió  que  las  mujeres  cantaran  en las  iglesias. Las  mujeres,  impuras  por  herencia  de  Eva,  ensuciaban  la  música  sagrada, que  sólo  podía  ser  entonada  por  niños  varones  o  por  hombres  castrados. La  pena  de  silencio  rigió,  durante  siete  siglos,  hasta  principios  del  siglo veinte. Pocos  años  antes  de  que  les  cerraran  la  boca,  allá  por  el  siglo  doce,  las monjas  del  convento  de  Bingen,  a  orillas  del  Rin,  podían  todavía  cantar libremente  a  la  gloria  del  Paraíso.  Para  buena  suerte  de  nuestros  oídos,  la música  litúrgica  creada  por  la  abadesa  Hildegarda,  nacida  para  elevarse  en voces  de  mujer,  ha  sobrevivido  sin  que  el  tiempo  la  haya  gastado  ni  un  poquito. En  su  convento  de  Bingen,  y  en  otros  donde  predicó,  Hildegarda  no  sólo hizo  música:  fue  mística,  visionaria,  poeta  y  médica  estudiosa  de  la personalidad  de  las  plantas  y  de  las  virtudes  curativas  de  las  aguas.  Y  también fue  la  milagrosa  fundadora  de  espacios  de  libertad  para  sus  monjas,  contra  el monopolio  masculino  de  la  fe.

Resultado de imagen de Hildegarda