A las brujas no las quemaron por malas, las quemaron por inteligentes, por rebeldes, por libres. Por querer ser parte de la historia. Por adquirir conocimientos que estaban reservados solo a los hombres. Por no enmarcarse en la “belleza” impuesta por la mirada masculina. Por leer libros, por escribirlos, por enseñar. Por soñar con revoluciones en donde todas las mujeres consiguieran lo que ahora no tienen. Las quemaron por sabias, las quemaron porque se resistieron a ser violadas, porque no aceptaron el chantaje, porque no las pudieron comprar. Les quitaron la vida porque ellas posibilitaban que otras mujeres vivieran, por fin, como querían. Por ayudar a otras mujeres a ser libres. Las quemaron por amenazar al sistema que te convierte en reproductor del sistema. Las exterminaron por amarse entre ella y por amar a todas.
¡Feliz día brujas queridas! Reciban el saludo de las nietas de las brujas que no pudieron quemar.
Que este sea un día para recordar a las asesinadas por la inquisición, a las quemadas por pensar diferente, a las torturadas por no servir a los intereses católicos, a las que resisten en espacios machistas, a las valientes de ayer y a las valientes de siempre.»
(Vero Ferrari)