Pippi Mediaslargas, como se la conoce en muchos países latinoamericanos, acabó haciéndose universal y traducida a más de un centenar de idiomas, con decenas de millones de copias vendidas, impulsada también por el éxito de la serie de televisión estrenada en 1969.
El carácter rebelde de esta niña pelirroja con trenzas que cocina crepes en el suelo y camina hacia atrás representó para muchos una visión menos autoritaria de la educación y un anhelo de libertad, vinculada al momento histórico en que fue escrita, la II Guerra Mundial.
Su condición de mujer independiente, indiferente a las convenciones fijadas para cada sexo, hizo de ella también un referente feminista para las niñas de la época y hasta la actualidad.