La estadounidense Karen Keskulla Uhlenbeck se ha convertido este martes en la primera mujer en ganar el Premio Abel, considerado el Premio Nobel de las matemáticas, en la década y media de historia del galardón.
Durante el anuncio del premio, desde el comité encargado de elegir cada año al ganador, compuesto por cinco matemáticos reconocidos internacionalmente, han señalado a la matemática como inspiradora de vocaciones, «un modelo a emular» por otras niñas y «una firme defensora de la igualdad de género en el mundo de las Ciencias y las Matemáticas».
Tras pasar un año en el Instituto Courant de la Universidad de Nueva York y casarse con un bioquímico que estudiaba en Harvard, la matemática narra que se trasladó a Brandeis para cursar un posgrado. Allí, afirma que «había una tendencia a no ser amiga de otras mujeres», y que aunque tenía compañeras, no era amiga de ninguna porque «era evidente que no avanzarías en matemáticas si andabas con mujeres».
«Nos dijeron que no podíamos hacer matemáticas por ser mujeres (…) Me gustó hacer lo que no debía hacer, fue una especie de rebelión legítima. No había expectativas puestas en nosotras porque éramos mujeres, por lo que cualquier cosa que hiciéramos se consideraba un éxito», sentencia la galardonada con el Premio Abel .