Nuestro último artículo hacía referencia a las mujeres afganas y al horror que se les venía encima debido a la implantación del poder talibán.
Pero aunque ahora nos parezca mentira, eran las propias mujeres españolas las que sufrieron la opresión y la eliminación de derechos y libertades con el franquismo.
En la España franquista se creó la sección Femenina, la cual hizo públicos los ‘principios a no olvidar’, para preparar a la mujer en lo que iba a ser su clímax de felicidad: el matrimonio. «El niño mirará al mundo, la niña mirará al hogar», resumían.
La Sección Femenina (FS) fue la rama femenina de la Falange española que, constituida en Madrid en 1934, llegó a funcionar durante cuarenta años hasta la muerte de Franco y el consiguiente desmontaje del régimen. Presidida y controlada por Pilar Primo de Rivera, hermana del fundador de la Falange José Antonio Primo de Rivera, la sección logró dominar el concepto de mujer controlando los aspectos más íntimos de su personalidad y carácter, e imponiendo un único modelo: «La identidad que fabricaba la Sección Femenina era de sumisas y dóciles, con respeto al régimen y a la masculinidad. La Sección Femenina desbordaba la esfera institucional e invadía el día a día de las mujeres a través de la radio, las revistas y los libros para niñas. El único objetivo era adoctrinar mujeres conformes y dóciles al sistema político. El hombre no debía sentirse amenazado»
El anterior periodo, la Segunda República española, (1931 – 1936/39) supuso una
época en la que se introdujeron una gran cantidad de derechos de las mujeres, siendo el más llamativo de ellos el derecho de voto femenino, incluido en la Constitución Española de 1931. Sin embargo, con la llegada de Franco al poder, las libertades y derechos de las mujeres fueron eliminados.
El modelo abnegado de feminidad, que mantenía conexiones con las facciones de la Alemania nazi y la Italia de Mussolini, y adoptaba como modelos de conducta y símbolos de sus acciones a Isabel la Católica y santa Teresa de Jesús, no solo dictaba cómo debían ser las mujeres, sino las emociones que debían evitar y su conducta en la maternidad y el cuidado del hogar. Tanto es así, que en 1940 el gobierno le concedió el control a la Sección Femenina sobre la formación de las niñas: «Las falangistas creían que la feminidad consistía en cumplir y desarrollar una serie de características congénitas por la entrega desinteresada, el sacrificio por los demás -físico y sentimental-, la alegría, y el voluntarismo. La mujer falangista era para la Sección Femenina el modelo más perfecto de feminidad».
Con la muerte de Franco y el comienzo de la transición, el organismo encaró su etapa final hasta el 1 de abril de 1977, cuando finalmente se suprimió. A pesar de ello, algunas de sus dependencias, como Coros y Danzas de España o los ‘Círculos Medina’, continuaron existiendo.
Los 20 ‘puntos de la mujer’
Impuesto por la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, partido único del régimen franquista, y la Sección Femenina, en 1940 se imprimió la guía de la esposa perfecta, el documento que recogía las siguientes normas
- Ten preparada una comida deliciosa para cuando él regrese del trabajo.
- Ofrécete a quitarle los zapatos.
- Habla en tono bajo, relajado y placentero.
- Prepárate: retoca tu maquillaje, coloca una cinta en tu cabello. Su duro día de trabajo quizá necesite de un poco de ánimo y uno de tus deberes es proporcionárselo.
- Durante los días más duros debes preparar un fuego en la chimenea para que se relaje frente a él.
- Preocuparte por su comodidad te ofrecerá una satisfacción personal inmersa.
- Minimiza el ruido.
- Salúdale con una cálida sonrisa y demuéstrale tu deseo por complacerle.
- Escúchale, déjale hablar primero; recuerda que sus temas de conversación son más importantes que los tuyos.
- Nunca te quejes si llega tarde o si sale a cenar o a otros lugares de diversión sin ti.
- Haz que se sienta a gusto, que repose en un sillón cómodo.
- Ten preparada una bebida caliente o fría para él.
- No le pidas explicaciones acerca de sus acciones o cuestiones, su juicio o integridad.
- Recuerda que él es el amo de la casa.
- Anima a tu marido a poner en práctica sus aficiones e intereses y sírvele de apoyo sin ser excesivamente insistente.
- Si tú tienes alguna afición, intenta no aburrirle hablándole de esta, ya que los intereses de las mujeres son triviales.
- Al final de la tarde, limpia la casa, que esté limpia de nuevo en la mañana.
- Cuando os retiréis a la habituación, prepárate para la cama lo antes posible teniendo en cuenta que, aunque la higiene femenina es de máxima importancia, tu marido no quiere esperar para ir al baño.
- Recuerda que debes tener un aspecto inmejorable a la hora de ir a la cama. Si debes aplicarte crema facial o rulos para el cabello, espera hasta que él esté dormido, ya que eso podría resultarle chocante a un hombre a última hora de la noche.
- En cuanto respecta a la posibilidad de relaciones íntimas con tu marido, es importante recordad tus obligaciones matrimoniales: si él siente la necesidad de dormir, que sea así, no le presiones o estimules la intimidad; si tu marido sugiere la unión, entonces accede humildemente, teniendo siempre en cuenta que su satisfacción es más importante que la de una mujer; cuando alcance el momento culminante, un pequeño gemido por tu parte es suficiente para indicar cualquier goce que hayas podido experimentar.