Esto es lo que le dijo su marido una noche, la misma en la que quería que firmara un documento con el que su maltratador pretendía que siguiera con él, toda la vida, aunque le pegara.
Después de eso, Ana lo tuvo claro, no iba a permitir que le maltrataran más y se puso a trabajar superando todo tipo de reticencias, incluso las familiares.
Y puso en marcha la Fundación Ana Bella, que une a mujeres supervivientes. Su fin es «visibilizar y ayudar a las mujeres maltratadas que no se atreven a denunciar y para apoyar en su proceso de empoderamiento a las mujeres supervivientes que siguen en riesgo de exclusión por haber sido maltratadas. Somos una red natural de mujeres supervivientes que usamos nuestra sororidad, nuestra empatía y nuestro Testimonio Positivo de superación para acompañar a mujeres maltratadas hacia una vida digna en igualdad»