El móvil, un arma letal en la violencia de género adolescente

Las redes sociales se han convertido en algo fundamental en nuestras vidas y una herramienta eficaz para estar informados y mantener el contacto con personas a las que no vemos. Sin embargo, cada vez está más claro que son un arma de doble filo. Aplicaciones como Whatssap o Instagram nos permiten controlar al minuto todo lo que hacen nuestros contactos, saber si están activos o en línea, a quién siguen, a quién dan un «like» o qué actividades realizan a través de sus «stories». Este medio de control absoluto se ha convertido en un arma letal en mano de los maltratadores juveniles.

Frases como «si me controla es porque me quiere» o «los celos son una expresión de amor» esconden muchos más peligros de los que se cree. Son mitos caducos de un supuesto amor romántico que, en realidad, son signo de una relación tóxica, abusiva y que puede derivar en violencia machista.

Cada vez salen a la luz más casos de violencia de género entre parejas adolescentes. Chicas muy jóvenes acuden a los juzgados para revelar reiteradas situaciones de control a través del teléfono móvil, manipulación psicológica y agresiones físicas. Los jueces de menores enjuiciaron en 2017 por delitos de malos tratos a 266 menores de edad, chicos que, sin tener cumplidos aún los 18 años, han convertido ya las vidas de sus novias en un infierno. Son un 48% más que los 179 registrados el año anterior.

Algunos delitos que se tramitan en los juzgados de violencia sobre la mujer son:

– El delito de descubrimiento y revelación de secretos que se da con el acceso al WhatsApp o cualquier otra red social o chat de la pareja o expareja, por haber hackeado la contraseña o simplemente por haberla espiado.

-El ‘stalking’ o acecho se relaciona con una persecución intrusiva a una persona sirviéndose de las nuevas tecnologías. Ejemplo de ‘stalking’ en el contexto de la violencia de género puede ser suplantar la personalidad de la pareja o expareja para apuntarla a una página de contactos, o que el propio agresor le llame o envíe mensajes de forma continua o a horas intempestivas. Esta conducta genera inseguridad en la víctima y le puede llevar a hacer cambios en sus rutinas para evitarlo, como cambiar el número de móvil o borrar sus perfiles en las redes.

– El ‘sexting’ consiste en la difusión de imágenes o vídeos que afectan a la intimidad o el honor de la víctima. ‘Sextorsión’ es el paso que puede seguir al ‘sexting’. Se produce cuando el agresor amenaza y chantajea a la víctima, pareja o expareja si hablamos de violencia de género, con el envío de ese contenido si no accede a sus peticiones.

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